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Guía de meditación con té aromático

Arraigada en tradiciones ancestrales, la meditación del té es una poderosa forma de desarrollar la atención plena y experimentar el potencial curativo de las plantas aromáticas de una manera personificada. Más allá de la mera degustación de té, ofrece una puerta de entrada a la formación de una relación profunda con las plantas y le sintoniza con los sutiles matices de sabor, aroma y textura.


La meditación del té es un proceso de aprendizaje experiencial que implica el uso de los sentidos, a diferencia de leer sobre una planta herbácea en un libro o en Internet. Esta forma de aprendizaje permite reconocer íntimamente cómo influyen en uno las hierbas aromáticas. Cuando entramos en contacto con nuestros sentidos, podemos ralentizar el ritmo y conectar más plenamente con nuestro entorno, con nosotros mismos y con las plantas que experimentamos. Gran parte de nuestra vida puede transcurrir con la mente en otra parte. Practicar la meditación del té como un ritual ofrece espacio para que el sistema nervioso se relaje, la mente se ablande y el corazón se abra, para que podamos recibir una mayor comprensión de las plantas de las que queremos aprender.


Mediante la práctica de la cata de tés, puede descubrir las virtudes medicinales de estas plantas y observar directamente sus efectos en el organismo. Experimentarlas de este modo te despierta valiosas percepciones e información sobre las características de cada planta y sus beneficios potenciales. Por ejemplo, el sabor amargo de una planta puede indicar que contribuye a limpiar el hígado o ayuda a la digestión, o los sabores terrosos pueden tener un efecto de enraizamiento en el cuerpo y la mente.


Pasos previos a la meditación

Elija una planta aromática que desee tomar en infusión. Asegúrese de que se trata de una planta herbácea considerada segura para el consumo, ya que no todas las plantas aromáticas pueden utilizarse internamente. Algunos ejemplos de plantas aromáticas que funcionan muy bien para la meditación en té son la rosa, la manzanilla, la lavanda, la menta, el toronjil, el jengibre, el romero, el hibisco, ¡y la lista es interminable! Elige una planta que te resulte familiar y sobre la que quieras aprender más.


Prepara la infusión hirviendo agua en una tetera o en el fuego. En general, para preparar una infusión estándar, pon 1 cucharadita de material vegetal seco en 8 onzas de agua caliente. Vierte el agua caliente en una tetera o, a través de un colador, en una taza. Deja que la hierba se infusione durante 10-15 minutos. Asegúrate de tapar el recipiente para evitar que los valiosos aceites volátiles se evaporen. Mientras esperas a que las hierbas se infusionen, puedes preparar la mente y el cuerpo para la meditación con los siguientes pasos. Asegúrate de colar el té antes de empezar la meditación.


Comienza el ritual...

Busca un lugar cómodo en tu casa para sentarte tranquilamente. Trae la tetera o la taza de té y colócala cerca. Probablemente querrás tener a mano un diario y un bolígrafo o lápiz para anotar cualquier reflexión durante o después de la meditación.


Cuando estés sentado y acomodado, inhala y exhala profundamente. Relájate un poco cerrando los ojos, girando los hombros hasta las orejas y bajando por la columna vertebral, y luego guiando la cabeza de un lado a otro, de arriba abajo. Hazlo varias veces hasta que te sientas relajado. Al final, quédate quieto en una postura cómoda. Empieza a tomar conciencia de tu respiración. Observa la calidad de tu conciencia, tus pensamientos y emociones.


Acoge aquí todas tus partes. Cualquier cosa que te pida atención, ya sea un pensamiento, una emoción o una sensación corporal... salúdala como a un invitado importante en la puerta de tu casa. Todo es bienvenido. No hay nada que deba suprimirse o rechazarse. Dependiendo del momento, de tu estado de ánimo y de otros factores, cualquier tipo de práctica meditativa puede ser un reto. Si tu mente se tambalea, intenta respirar profunda y profundamente.


Atraer los sentidos...

VISTA

Abre los ojos y posa el sentido de la vista en la taza de té. Fíjate en cada pequeño detalle: el color del té, si hay partículas diminutas de plantas flotando en el té. Fíjate en el suave movimiento del té, si lo hay... si el té se ondula o gira dentro de la taza, o si el vapor flota en su superficie o se eleva.


OLFATO

Cuando esté preparado, cierre los ojos y dirija suavemente la taza hacia su nariz. Observa cómo sabes exactamente dónde llevar la taza. Inhale lentamente y perciba el aroma del té. Presta atención a medida que el aroma asciende por las fosas nasales y observa por dónde viaja hacia el interior del cuerpo. Sé consciente de cualquier pensamiento o recuerdo que surja, y de si se despliega algún sentimiento, sensación sutil o emoción. Continúa observando el aroma durante unas cuantas inhalaciones lentas más.


GUSTO

Acerca lentamente la taza a la boca y bebe un sorbo. Siente la temperatura del té en los labios, la lengua y el interior de la boca. Mantén el té en la boca durante unos instantes y presta toda tu atención al sabor. Mueve el té por la boca y observa si cambian los sabores. Observa cómo bailan los sabores en tu paladar y cómo las cualidades del gusto afectan a tu lengua. Cuando sientas la primera necesidad de tragar, pon toda tu atención en el té y trágatelo. Siente el calor del té mientras baja por la garganta hasta el estómago. Presta atención a las sensaciones que surgen en tu cuerpo, observándolas cuidadosamente.


Cultivar la conciencia

Mientras sigues bebiendo, deja que tu conciencia se expanda más allá de las sensaciones físicas. Presta atención a lo que ocurre en tu interior. Observa los pensamientos y las emociones que afloran y deja que vayan y vengan como las ondas de un estanque. Observa si el té cambia alguna sensación física en tu cuerpo. Observa si la planta aromática ha evocado recuerdos, emociones, pensamientos o sentimientos de los que no eras consciente cuando empezaste la meditación.


Después de beber el té, deja la taza, cierra los ojos y vuelve la mirada hacia tu interior. Observa si algo ha cambiado: tal vez tu respiración se ha ralentizado o tu mente se ha vaciado. Tal vez te sientas más relajado o tu corazón esté más abierto. Tal vez te sientas más cálido o con más energía. Anota tus impresiones.


Tómate unos minutos para escribir tu experiencia con la planta con la que estás trabajando. Estas impresiones son valiosas y, a medida que sigas aprendiendo más sobre una planta concreta, podrás reflexionar sobre estas experiencias y la información que recopiles para ayudarte a construir una imagen más sólida y completa de las virtudes y la personalidad de la planta. Si has llegado a un espacio más presente y tranquilo, comprueba si puedes mantener este estado durante algún tiempo mientras continúas con tu jornada.


A medida que avanzas en tu meditación sobre el té, si no notas gran cosa o nada parece salir a la superficie, no te desanimes. Cada experiencia es una oportunidad de aprendizaje. La meditación del té es un proceso intencionado y transformador que se practica de forma continuada, y cada sesión ofrece percepciones y revelaciones únicas. Intenta dejar de lado cualquier idea preconcebida que puedas tener sobre el té que estás bebiendo y mantente abierto a las posibilidades de lo que pueda ocurrir.


PROFUNDIZA EN TU PRÁCTICA HERBAL

Tomarte un momento para comprobar tu estado físico, mental y emocional antes y después de la meditación del té puede ayudarte a aprender mucho sobre cómo interactúan las plantas con tu psicofisiología única. Sumergirte en las plantas de forma somática te ofrece una experiencia personal y te ayuda a establecer una conexión mucho más profunda con cada planta que si te limitaras a leer sobre ella en un libro. También puede desplegar un mayor sentido de asombro y gratitud por el reino botánico, por cómo nos aman incondicionalmente y nos curan a todos los niveles.


Al cultivar esta práctica, puede que descubras que la dicha que experimentas en la meditación empieza a extenderse a otras partes de tu vida cotidiana. Aunque parezca tan sencillo, es fácil olvidarse de comprometerse con nuestros sentidos y observar el momento presente por completo. Los cinco sentidos son una puerta de entrada a la mente, así que cuanto más entrenemos la mente para observar el momento presente a través de los cinco sentidos, más vibrante, rica y viva será esta vida.


A medida que te familiarices con los aromas y sabores de cada planta, puede que también te sientas más seguro para explorar la creación de diversos preparados de hierbas aromáticas. La meditación del té puede invocar la creatividad e incluso inspirarte para hacer tus propias mezclas aromáticas, a medida que comprendes qué olores y sabores combinan bien. Que este ritual sea una herramienta útil para explorar el vasto paisaje de tu mundo interior y para despertarte a la innegable magia de las plantas aromáticas.


Dawn Gibson

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