Solarpunk - solución para el Nuevo Mundo?
- Despertar Dimensional

- hace 3 días
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Comunidades verdes y exuberantes con jardines en las azoteas, pueblos flotantes, transporte impulsado por energía limpia y relatos de ciencia ficción llenos de esperanza. Imagine un mundo donde las tecnologías existentes se implementan para el bien común de las personas y del planeta.
Se llama solarpunk. El término, acuñado en 2008, se refiere a un movimiento artístico que, a grandes rasgos, imagina cómo sería el futuro si viviéramos en armonía con la naturaleza en un mundo sostenible e igualitario.

Un movimiento por un futuro mejor
En una época dominada por la sensación de crisis y un sentimiento generalizado de nihilismo y pulsión de muerte, está surgiendo un nuevo movimiento que ofrece una visión diferente del futuro. En esencia, Solarpunk es un movimiento dedicado a imaginar cómo sería realmente un mundo sostenible en nuestro día a día, en nuestras manos y, lo que es más importante, cómo podemos llegar hasta allí desde donde estamos. Es una respuesta directa y optimista a la ficción distópica y al pensamiento apocalíptico, y este acto de imaginar un futuro mejor es una forma crucial de trabajo cultural y político en la actualidad. En una era de corporatocracia y economías turísticas de desigualdad, el solarpunk proporciona un marco participativo para construir un futuro definido no por el sacrificio, sino por la posibilidad de tener un propósito, alegría, comunidad y solidaridad.
La visión central: una contracultura de esperanza y acción
El solarpunk se posiciona como una forma de contracultura, oponiéndose al enfoque dominante para resolver la crisis climática. Esta visión dominante se caracteriza a menudo por ser un proceso renuente y vertical, impulsado por tratados entre Estados-nación y las lentas transiciones basadas en el mercado de las empresas privadas.
La visión del solarpunk ofrece una alternativa radical, que hace hincapié en la participación de las bases, la resiliencia de la comunidad y la innovación tecnológica libre de las limitaciones del lucro.
Al abrazar esta posibilidad contracultural, el solarpunk sirve como un espacio para explorar cómo podría ser, sentirse y actuar este futuro alternativo. Esta exploración no solo se da en el arte y la ficción, sino también a través del activismo en el mundo real, la defensa de causas y los proyectos prácticos que la gente está llevando a cabo en este momento.
Para comprender mejor la visión única del solarpunk, es útil contrastarla con su predecesor más conocido, el cyberpunk.
El «Blade Runner» del cyberpunk y los futuros distópicos nos dieron la advertencia de lo que sucede cuando la tecnología corporativa domina la vida. El solarpunk invierte la polaridad: utiliza la tecnología no para escapar de la vida material, sino para volver a habitarla, restaurando la intimidad con la tierra, las estaciones y los demás. Mientras que los personajes del cyberpunk eran forajidos, el solarpunk insiste en que todo el mundo puede convertirse en un tejedor de futuros.
El solarpunk no es solo una estética de paneles solares y tejados verdes (aunque necesitamos mucho más de esto como ethos y valor cultural); es la semilla imaginativa de una civilización aún por nacer. Es el arte de imaginar un mundo en el que la humanidad finalmente recuerda que pertenece a la Tierra, no por encima de ella, ni fuera de ella, sino entretejida en su tejido vivo.
Se pregunta: ¿Y si nuestras ciudades hicieran la fotosíntesis como las hojas? ¿Y si nuestras economías se nutrieran como los ríos? ¿Y si nuestras tecnologías se armonizaran como los bosques?
Desde la perspectiva de Virgo, el solarpunk es una práctica, no solo un sueño ni utopía. Virgo nos recuerda que la visión debe basarse en la artesanía, que los ideales deben traducirse en rituales diarios, hábitos y sistemas de cuidado. Virgo es la sacerdotisa de los detalles, la sanadora de lo que se pasa por alto, el arquetipo que sabe que una sola pila de compost, un ritual diario de escritura en un diario o un jardín comunitario pueden remodelar toda una comunidad.
En nuestra época, la sombra colectiva es evidente. Vivimos bajo el peso del consumismo, la extracción y la desconexión. Nuestras sombras no son solo personales, sino planetarias: la negación del colapso climático, la adicción a los combustibles fósiles y una sensación de impotencia que nos corroe. Virgo, en su sombra, se vuelve perfeccionista o se paraliza, abrumada por la magnitud de la crisis.
Sin embargo, su octava superior le susurra: Empieza donde estás. Cura una herida. Planta una semilla. Crea un ritual de servicio.
Será este movimiento una de las alternativas para la Nueva Tierra?





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