Un hombre despierto conduce con amor e integridad. Él ha curado sus heridas masculinas y sabe exactamente quién es. Está profundamente presente y en sintonía con sus emociones. Él está en perfecta armonía con el Divino Femenino. Él baja su ego y, con verdadera energía masculina, demuestra cómo es volver al amor.
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