La Gran Pausa 2020 nos invitó a un cruce de tiempos, cierre de caminos... a mudanzas necesarias y a re-colocarnos en la Vida y en la Tierra. Muchas de nosotras tuvimos que volver o llegar a lugares impensados, a espacios origen para reconocer verdaderamente nuestro hogar interno.
Aprendimos de la quietud y de la contemplación.
Sin embargo, ha llegado el tiempo de recuperar la movilidad. Y no. No la movilidad externa que también se verá reflejada, si no, la movilidad interna: de los deseos, anhelos y sentires. Los seres humanos somos por naturaleza deseantes, nómadas. Y aunque permanezcamos en un sólo lugar, el corazón tiende a moverse y buscar conectarse con la vida a través de los vínculos, la tierra y los ecosistemas.
Sin duda, la Gran Pausa nos ha ayudado a mirar todo lo que estructuralmente adentro y afuera no funciona más y precisa resignificación: sistemas educativos, noción del éxito y de la salud, la saturación, la necesidad de correr, el sentido del orden y la productividad, la alimentación, la ruta de sustentabilidad. Situaciones que miradas con lupa nos piden recalcular la ruta.
Pero es verdad que también, hemos logrado mirar lo que nos rescata, lo que nos da salud, poder y consciencia. ¿Qué ha sido esto para ti? ¿El arte, la danza, el estudio, las pausas conscientes a lo largo del día, saber estar en tu cuerpo? ¿Qué es?
Estamos en un momento precioso para recuperar nuestra movilidad interna, soltar la parálisis, el automatismo y la inercia que quizás ya nos asfixia, o que nos está pasando cuenta a través de síntomas físicos (una obsesión compulsiva por la propia salud que se asemeja más a la hipocondría o en fuertes episodios de soledad, ira, tristeza, desánimo o indiferencia).
¿Cómo hacerlo?
Conecta con la Naturaleza. Es sumamente importante para que sientas cómo la Madre Tierra te sostiene en todo momento y anhela escucharte, sentirte y darte su paz y luz. En ella restauramos nuestra confianza.
Enciende una veladora que te recuerde tu fuego interno. Mira la flama, observa más allá. Aprende a mirar lejos, a escuchar con tu intuición, a conectarte con el Gran Espíritu desde prácticas simples y posibles.
Anda descalza y camina en la tierra, la arena. Cuando pasamos demasiado tiempo calzadas o sobre concreto nos perdemos y nos comenzamos a sentir confundidas, tristes y desconectadas.
Conectar con nuestro corazón. Dialogar con nuestro corazón, preguntarle cómo está, qué necesita, qué ha sido lo que más le ha gustado o disgustado de nuestro día nos permite ser una con nosotras y establecer diálogo directo con la voz universal superior.
Autoconocernos genuinamente. Explorar nuestros talentos, reconocer lo que nos gusta y disgusta, cuáles son nuestros valores, nuestro llamado, propósito y misión de vida nos dará todo para estar saludables y andando.
Siento claro el llamado de ponerme al servicio de mujeres listas para conocer su nuevo propósito, misión de vida, y con un enorme deseo de movilizar su energía abriendo un ofrecimiento o servicio a otras mujeres y varones en estos tiempos de gran oportunidad.
La Mujer Lunar
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