A medida que profundizamos en nuestros viajes, desprogramándonos y comprendiéndonos a nosotros mismos y al universo, también empezamos a comprender el profundo principio de la reciprocidad.
La reciprocidad sagrada reconoce que existe un intercambio mutuo de energía que crea armonía y equilibrio entre toda la vida, incluidas las personas, los animales, la naturaleza y todo el cosmos.
Para la mayoría de nosotros, hemos estado viviendo en un estado de desequilibrio debido a nuestros traumas individuales y colectivos. Hemos sido condicionados a creer en la escasez y la carencia, pero esto es falso.
Para que podamos crear nuevos paradigmas, estos principios de reciprocidad necesitan ser profundamente encarnados y comprendidos o seguiremos repitiendo los mismos ciclos.
Como complaciente crónico de la gente y excesivamente dadivoso, he tenido que darme cuenta y sanar estos patrones tóxicos. A pesar de mi deseo de dar alegría a los demás, muchas veces mis acciones provenían de un lugar de carencia. Buscaba amor y seguridad en lo externo.
En el otro lado están los que toman, los que extraen de los demás para llenar un vacío interior. Gran parte de nuestros sistemas sociales funcionan según este principio.
Ambas partes intentan controlar su entorno, nosotros intentamos llenar un vacío que sólo puede llenarse desde dentro.
Todo lo que podemos querer o necesitar está en nuestro interior. Todo lo que queremos y deseamos ya lo tenemos.
Cuando realmente podamos empezar a vivir en armonía con nosotros mismos, podremos empezar a crear comunidades interdependientes que prosperen gracias a la colaboración y la colectividad.
Cada uno de nosotros desempeña un papel en este momento. Cada uno de nosotros tiene una frecuencia única que compartir. Nadie es más elevado que otro, ni igual de importante.
Somos seres independientes y soberanos, pero nos necesitamos unos a otros.
Anclarse en esta verdad abre la puerta a un futuro en el que prevalecen el liderazgo comunitario y nuestra evolución colectiva.
Birthing In New Earth
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