Los Esenios eran una comunidad espiritual de Palestina que se origino 300 años a.C. Eran junto con los fariseos, saduceos y celotes, una de las “sectas judías” más numerosa, importante y respetada por todos pueblos vecinos.
Aunque han intentado borrarlos de todos sitios, el hallazgo de los Rollos de Escrituras encontrados en el Mar Muerto ofrecen testimonio de sus creencias. Las narraciones de los historiadores contemporáneos informaban sobre unas comunidades que observaban unas reglas particulares. Unas comunidades que tenían unas creencias especiales, con conceptos morales distintos y que interpretaban de manera singular las palabras de las antiguas escrituras. Algunas de las descripciones surgieron por interpretaciones erróneas y por las envidias que provocaban esas gentes ya que, debido a sus facultades especiales estaban capacitados para sanar y tenían capacidades mediúmnicas. De ello se puede deducir que las enseñanzas de Jesús y las de los cristianos originales nada tenían que ver con las enseñanzas habituales.
Fueron los Esenios quienes prepararon el terreno espiritual para la llegada del Mesías y quienes bajo la guía y dirección de los Ángeles pusieron su sabiduría secreta al servicio de la humanidad. Eran conocidos por llegar a una avanzada edad, por su vigor, por su fuerza y su salud. El contacto constante con los Ángeles les permitía realizar actos extraordinarios, como por ejemplo la sanación espiritual o trabajar conjunta e intensamente con animales y plantas. Fueron los verdaderos precursores del cristianismo y vivieron tanto en Israel como en otros países. Sus “hermanos egipcios”, por ejemplo, eran conocidos bajo el nombre de “terapeutas”.
Vivían en pueblos formando comunidades (de hombres, mujeres y niños) y sus centros de formación gozaban de gran reputación. El centro de formación más famoso se encontraba en el monte Carmelo y bajo ese nombre era conocido. En el Carmelo, fue donde Jesús realizó su formación como maestro Esenio y también allí es donde, durante un tiempo, estuvo enseñando antes de recibir el bautismo a manos de Juan el Bautista. Los Esenios brindaban todo su amor, toda su fuerza al prójimo. Ayudaban a todos aquellos que tenían alguna necesidad y enseñaban a sus semejantes en muchos ámbitos, como por ejemplo, en lo referente a la agricultura, el cultivo de árboles frutales o también la ayuda a los enfermos. Pero también transmitían sus conocimientos sobre las leyes de la naturaleza, la astronomía, la nutrición y las ciencias esotéricas. Las personas enfermas acudían a ellos, obtenían cuidados y recibían sanación mediante remedios con plantas, aceites y a través de la sanación espiritual.
La vida de los esenios y, por tanto, todos sus actos podían entenderse bajo el siguiente lema:
Ayudar – Enseñar – Sanar
El contacto activo con los Ángeles era uno de los objetivos fundamentales de los esenios, y ellos tenían una manera concreta de conectar con estas energías, al inicio del nuevo día (por la noche) se unían a los ángeles del Padre Celestial y por la mañana a los de la Madre Terrenal, al medio día meditaban en la Septuple PAZ y de esta forma conseguían mantener el equilibrio de sus 3 cuerpos: El pensante, el Sintiente y el Actuante.
Las llamadas comuniones con los ángeles que realizaban a diario, era la manera que tenían de realizar un tipo de meditación y al mismo tiempo oración contemplativa que les permitía sentir en su propio cuerpo las energías sutiles a los que denominaban ángeles, de hecho fueron los primeros en utilizar el término “angeología” que se refiere al estudio de esas energía y su uso de manera consciente. A su forma de evocar para crear su realidad, mediante la unión de mente, emoción y cuerpo, se le ha llamado literalmente: La verdadera forma de orar.
Los esenios a grandes rasgos fueron los “bibliotecarios del saber humano” y hay mucho conocimiento encerrado en los textos que lograron esconder para que llegado el momento pudieran salir a la luz, protegiéndolos de los años oscuros de la Humanidad para que no fueran destruidos.
Conferencia dada por Xavier Pedro:
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