Domingo de Ramos y Semana Santa
El Domingo de Ramos marca el comienzo de la Semana Santa, los días que conducen a la Resurrección el día de Pascua. El Domingo de Ramos es una preparación para que la Resurrección se produzca en nosotros.
La serie de acontecimientos de la Semana Santa, que comienza con el Domingo de Ramos y acaba de ser este domingo pasado, describe un proceso de nuestra propia transformación profunda.
La creencia ciega en los acontecimientos históricos no traerá nuestra transformación. Honrar la historia es importante, pero debemos cultivar una experiencia de esta realidad.
Las ramas de palma que recibimos el Domingo de Ramos representan el reconocimiento de nuestra propia luz triunfal y de la herencia espiritual real. La palmera y el olivo, son 2 árboles bíblicos muy importantes.
La palmera representa la victoria, la paz, la fertilidad, el descanso y el triunfo de la luz. En las Sagradas Escrituras, las ramas de palma se utilizaban para celebrar la llegada de Yeshua a la ciudad de Jerusalén.
El triunfo de la Luz es una expresión del Ser divino y real que hay en cada uno de nosotros. Nuestra Realeza y Soberanía, que es la activación de nuestro ADN Espiritual y Sangre Real - Espiritual, puede llegar a ser oscurecida por la personalidad de nuestro ego y la rutina de la vida.
El Domingo de Ramos nos ha traído el mensaje de que ahora debemos acceder a la luz interior de nuestro ser.
Rumi dice:
¿has visto alguna vez
una semilla caída en tierra
no resucitar con una nueva vida?
¿por qué has de dudar del surgimiento
de una semilla llamada humana?
Más que algo religioso, estemos en reflexión, meditación y recogimiento en esta Semana Santa, en preparación para nuestra Muerte y nuestro propio Renacimiento en Espíritu, reconociendo nuestra divinidad y multidimensionalidad.
AHAVA,
Ana Otero
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