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El punto de encaje - sabiduría Tolteca

El punto de encaje es una estructura energética dentro del CEL (cuerpo luminoso) donde decodificamos todas nuestras experiencias suprasensoriales, desde el déjà vu y la precognición hasta el éxtasis y el amor, desde las corazonadas sobre alguien o algo hasta el hecho de saber que el teléfono va a sonar justo antes de que lo haga. Es el equivalente luminoso de nuestro cerebro físico (y de aproximadamente el mismo tamaño, pero con forma de esfera), y es aquí donde absorbemos la información que nuestros sentidos ordinarios no pueden captar. Así pues, mientras que nuestra mano puede detectar el tacto de la persona amada pero no sentir el amor transmitido por ese contacto, el punto de encaje puede interpretar el significado de ese roce, y construye una imagen interna de nuestra realidad psicológica y espiritual.


Para comprender cómo funciona nuestro punto de encaje, podemos compararlo a la manera en que procesamos la información visual. Los ojos reciben fotones de luz proyectados por el mar y la arena. Estos impulsos eléctricos viajan a través del nervio óptico hasta el córtex visual en el cerebro, que creó una imagen en nuestra cabeza junto a esta imagen la llamamos “playa” y la proyectamos sobre el paisaje externo, Pero toda la visión se produce realmente dentro del cerebro.


De modo similar, nuestro punto de encaje decodifica la información recibida a través de nuestros chakras y “lee” el mundo de energía y emociones que nos rodea. A esta imagen la llamamos “realidad” y la proyectamos sobre nuestro entorno y sobre la gente que entra en contacto con nosotros. Pero los laikas comprenden que toda la realidad solo existe dentro de nosotros juntos.


El punto de encaje está situado dentro del CEL (Cuerpo Luminoso y su localización exacta varía de persona a persona) -al igual que existen centros en el cerebro que procesan la información proveniente de nuestros sentidos, este torus del tamaño de un pomelo procesa la información psíquica y emocional-. En nuestro punto de encaje tenemos filtros para nuestra realidad que están basados en nuestra cultura, género, edad, etcétera. En Occidente, por ejemplo, vemos el color rojo y pensamos peligro!, cuidado! o excitación y rebeldía, y nos ponemos más alertas. Sin embargo, en Oriente es percibido como un color de suerte que trae alegría y felicidad.


Nuestro punto de encaje está afinado para interpretar ciertas valencias y frecuencias determinadas principalmente por nuestras experiencias vitales. Por ejemplo, si vivimos en una ciudad y viajamos a la jungla, aunque nuestros oídos tienen los mismos mecanismos estructurales que los de los nativos, simplemente no tendremos la misma sensibilidad que ellos para oír ciertos sonidos de pájaros que nos alertan sobre la presencia de serpientes. Los que habitamos en grandes ciudades estamos tan acostumbrados a escuchar ruidosos sonidos a poca distancia que hemos perdido el hábito de percibir los lejanos -es casi como si fuéramos cortos de oído-. Los neurocientíficos creen que estas capacidades para el reconocimiento de pautas están inscritas en las vías de nuestro cerebro. Pero, para los laikas, el cerebro no es más que el hardware; el software que lo controla está programado en el punto de encaje, dentro del campo de energía luminosa.


Sí viviésemos en perfecta comunión con la naturaleza, nuestro punto de encaje estaría situado sobre el octavo chakra, entre quince y veinte centímetros por encima de nuestra cabeza, en una posición que yo llamo “puente”. Cuando nuestro punto de encaje está en “puente” con todos nuestros instintos son re calibrados a su posición original. Desde el puente, podemos mover nuestro punto de encaje al segundo chakra para percibir con los sentidos del jaguar y reajustar los instintos de ese chakra – por ejemplo, ya no nos involucraremos con la gente equivocada solo porque nos sentimos atraídos hacia los que están heridos igual que nosotros-. Podemos mover nuestro punto de encaje para sentir las cosas desde el nivel de la serpiente cuando sea conveniente, pero no nos quedaremos atascados en él, incapaces de reflexionar con más profundidad sobre nuestras elecciones. Sea cuál sea el nivel en que estemos operando, no dejaremos que nuestra visión y nuestros sentidos se nublen.


Cómo no vivimos en la naturaleza, y también necesitamos funcionar bien en un mundo muy disfuncional, nuestro punto de encaje acaba sesgado hacia una sola dirección. En Occidente, tiende a situarse a un lado de la cabeza porque somos seres muy racionales y controlados por el pensamiento. Nos sentimos atraídos hacia otros que tengan un punto de encaje similar en valencia y posición, porque sentimos una sincronía con ellos. Generalmente consideramos que las personas con puntos de encaje muy distintos de los nuestros son extrañas o tontas, y puede que incluso pensemos que son estúpidas porque no pueden percibir lo mismo que nosotros, o raras porque captan cosas que nosotros no podemos. No nos damos cuenta de que nuestras percepciones están limitadas por nuestras creencias y experiencias vitales. Al igual que esos ciegos que examinaron un elefante en aquella vieja historia, uno de nosotros siente la cola y concluye que la criatura es como una cuerda, otro siente un colmillo e insiste en que es una especie de espada, mientras que el tercero abraza una de las piernas de la bestia y asegura que el elefante es como un árbol. Para cada uno de ellos, la limitada realidad que percibe parece ser la única.


Tu punto de encaje generalmente permanece en la misma posición a lo largo de tu vida -un lugar al que llamo la posición de “acceso” porque a partir de ahí accedes a tu realidad ordinaria-. Pero puedes aprender a moverlo y alterar tus percepciones, y así cambiar tu percepción de la realidad. En el ejercicio que sigue aprenderás a localizar tu punto de encaje y moverlo, primero a la posición de puente y luego a la de cada uno de los cuatro chakras asociados con los cuatro niveles de percepción.


Una vez muevas tu punto de encaje a la posición de puente, podrás acceder a cualquiera de los otros cuatro niveles de percepción. De hecho, la única forma de cambiar de nivel es pasando por el puente (por eso lo llamamos así). Es útil imaginar este como el centro de una rueda y los cuatro niveles de percepción como los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este y oeste). También lo puedes imaginar como la posición neutra del cambio de velocidad de un coche.


Al final del ejercicio, devolverás el punto de encaje a la posición de acceso, su ubicación original. Si lo dejaras en la posición puente, experimentarías un estado extático, pero no podrías responder muy bien a estímulos externos, como el perro que está ladrando para salir o el sonido del teléfono. Aunque es excelente meditar a la posición puente o permanecer en ella durante algún tiempo y residir en el espacio de tu alma, se trata de un estado poco práctico en el que pasar largos periodos… a menos que te encuentres en un monasterio y no necesites sacar el perro a pasear ni comunicarte con el mundo.


El propósito de este ejercicio consiste en aprender a pasar con más facilidad de un nivel a otro. Requerirá práctica -pero cuando domines esta técnica, podrás cambiar el estado energético de cualquier situación en la que te encuentres y resolver los problemas desde un nivel más elevado-. La paradoja es que solo podrás cambiar el mundo cuando comprendas que es perfecto exactamente como es para ese nivel. Esta es la compresión que alcanzas cuando percibes un problema desde un nivel superior al que lo ha creado. Desde este nivel, únicamente verás posibilidades y tendrás la libertad para cambiar cualquier cosa.


Ejercicio: Mover tu Punto de Encaje


Busca un lugar tranquilo y confortable donde te puedas sentar y no seas interrumpido. Desconecta el teléfono, acomódate en una silla o encuentra una posición cómoda en el sofá. Deja de aferrarte a los pensamientos que circulan por tu mente. Inspira de manera profunda y espira. Inspira lentamente de nuevo, concentrándote en tu respiración… y espira otra vez.


Coloca ambas manos en posición de plegaria en el centro del pecho. Respira lentamente algunas veces y luego levanta las manos juntas hacia arriba, por encima de la cabeza, llevándolas lo más alto que puedas hasta entrar en el octavo chakra, un disco dorado de energía que flota varios centímetros por encima de tu cabeza y dentro de tu CEL. este chakra es el alma; existe fuera del tiempo y es eterno.

Separa los brazos y extiendelos hacia fuera, con las palmas de las manos orientadas en direcciones opuestas, como un pavo real desplegando la cola. Intenta expandir tu octavo chakra de modo que envuelva todo tu cuerpo. Al hacer esto, estarás expandiendo tu cel desde su estado contraído y encapsulado, y extendiendo tu luz para formar una burbuja en torno a ti.


Sigue respirando lentamente mientras vuelves a colocar las manos en posición de plegaria sobre el pecho; luego extiende los brazos para expandir tu campo de energía luminosa hacia los lados juntos repite este movimiento a la altura de tu barriga, de tu pecho, de tu pelvis, expandiendo tu CEL con la imaginación y las manos. Toma conciencia de esta burbuja de luz que te rodea, pulsando a medida que extrae energía del suelo y la inyecta en tus piernas, columna, pecho, brazos y cabeza. Siente la energía bajando desde lo alto de tu cabeza, de vuelta al suelo, y subiendo de nuevo a través de tus pies.


Usando las manos, explora el interior de tu CEL hasta detectar un punto que te produzca una sensación distinta -un cosquilleo o una impresión de más calor o de más frío que en el resto de tu campo de energía-. Recuerda que tu punto de encaje estará localizado probablemente cerca de la cabeza, a un lado o a otro, y lo sentirás como una pelota del tamaño de un pomelo. Cuando lo encuentres, sube la otra mano y siente su forma esférica (usa tu imaginación). ¿Qué sensaciones experimentaras al tener en las manos el punto de encaje? Cómo indican a veces mis alumnos, puede que sientas una inesperada alegría, o incluso náuseas o desorientación. Esto no es infrecuente, ya que estás apunto de cambiar la forma en que percibes el mundo. (Otros alumnos no han sentido nada como y simplemente han imaginado cómo sería tener en las manos esta esfera de energía. Si este es tu caso, no hay ningún problema.)


Ahora mueve tu punto de encaje llevando tus manos hasta el octavo chakra, exactamente por encima de la cabeza, en la posición puente. Respira profundamente algunas veces, manteniendo tu punto de encaje en su estado natural come y advierte las sensaciones de tu cuerpo; por ejemplo, no es raro experimentar sentimientos de paz y comunión en esta posición. Les suelo recomendar a los alumnos que tienen dificultades para meditar que intenten hacerlo después de haber movido su punto de encaje a la posición puente, un lugar en que la contemplación y la meditación suceden naturalmente. En esta posición, la mente se aquieta, y una hora transcurre en lo que parecen ser cinco minutos.


Continúa respirando lenta y profundamente, y Suelta tu punto de encaje. Advierte si permanece en tu octavo chakra o si regresa a su posición habitual (acceso). (Ten en cuenta qué necesitarás varios intentos antes de que puedas dominar la técnica de mantenerlo en la posición puente.) Después bájalo hasta tu primer chakra, el reino de la serpiente, que está situado en la base de la columna, cerca del coxis. Este vórtice de energía se abre hacia fuera, extendiéndose algunos centímetros más allá de tu cuerpo. Mantén ahí tu punto de encaje. Como la serpiente está localizada en tu primer chakra, se trata de un estado muy primordial, muy instintivo – toma conciencia de cómo cambia tu respiración, y los fácilmente que puedes entrar en sintonía con tu frecuencia cardíaca, las sensaciones de tu piel y tu fisiología.


Cuando te encuentres listo, devuelve tu punto de encaje a la posición puente. Descansa ahí brevemente. Inspira profunda y lentamente, y luego espira. Ahora lleva tu punto de encaje hasta tu segundo chakra, el vórtice de energía situado debajo del ombligo. Permanece ahí, experimentando el nivel sensorial del jaguar. Cómo la percepción del gato está situada en tu segundo chakra, pueden surgir emociones e incluso sentimientos sexuales. Toma conciencia de qué emociones residen ahí, y de lo fácilmente que puedes sentir rabia, excitación o miedo, así como bondad, generosidad y pasión. Continúa respirando lenta y profundamente, y devuelve tu punto de encaje a la posición de puente.

Mueve lentamente tu punto de encaje hasta el sexto chakra, en medio de la frente, el reino del colibrí. Descansa en este nivel de percepción, consciente de los muchos caminos por los que la vida te ha llevado. Aquí puedes observar como todo lo que te ha sucedido, bueno o malo, ha tenido un significado y un propósito. Cómo el sexto chakra es el reino de la visión interior, es posible que tengas una sensación de quietud, similar a la de un colibrí flotando en el aire. En este estado de percepción, las experiencias telepáticas son frecuentes y un guardián de la tierra puede presentir lo que un ser amado está haciendo o cómo se está sintiendo, incluso a una distancia de cientos de kilómetros.


Cuando estés listo, devuelve tu punto de encaje de vuelta a la posición puente. respira profundamente algunas veces… y luego traslada tu punto de encaje al noveno chakra, situado por encima de la cabeza y fuera de tu campo de energía luminosa, el reino del espíritu y del Águila. Experimenta la extática conexión con todas las cosas: con los ríos y los árboles, Con la gente que vive hoy en día y con tus antepasados, con la lluvia y el viento, con las estrellas y el sol juntos siente tu unidad con la divinidad y con toda la creación, más allá de los límites del tiempo y del espacio.


Cuando estés listo, devuelve tu punto de encaje a la posición puente. Respira profundamente, y luego llévalo de nuevo a la posición acceso. Ahí, regresas a tu realidad cotidiana y vuelves a funcionar normalmente en este mundo. Termina el ejercicio volviendo a colocar las manos en la posición de plegaria durante 3 respiraciones profundas.


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