En los próximos días y meses estaremos viviendo en lo sutil e íntimo golpes de verdad y realidad que nos apoyan a tomar consciencia: comenzaremos a recordar situaciones del pasado, de la infancia, situaciones que normalizamos pero que en realidad guardan el origen de un dolor profundo: individual y colectivo.
Mucho de lo que llamamos nuestra historia de vida se está desmoronando, y nos deja ver situaciones que ahora podemos nombrar; porque no podemos entrar al Nuevo Tiempo sin diluir, sanar, mirar, dejar ir lo que adentro está como un nudo, algo inteligible y pesado que nos impide tomar alas y ligereza de alma.
Los próximos días y hasta el inicio de la temporada de eclipses en mayo, se nos pide acechar (observar y desmontar) el patrón que nos ha enfermado y ha derivado en violencia y abusos que normalizamos en nuestras relaciones: ¿Quién nos enseñó? ¿Cómo lo replicamos después lastimando a otros? Pasamos tiempo teorizando y compartiendo acerca de cómo sería un mundo mejor o charlando lo mal que está el mundo, ¿pero qué estamos haciendo en nuestras elecciones íntimas y vida personal para cambiar esos detonantes?
En efecto, hay situaciones en el mundo que son muy incongruentes, que no sabemos cómo entender o hacia dónde ir para obtener claridad, pues lo que es mentira está colapsando con una sutileza magistral... acá adentro, que ningún motivo allá afuera hace sentido. Porque donde tiene que hacer sentido es aquí adentro, en nuestra historia que hay que mirar y sanar a profundidad.
Pregúntate: ¿Por qué replico formas violentas de vincularme con los que amo? ¿Qué me cierro a mirar? ¿Quién fue negligente conmigo? ¿Por qué me cuesta estar en presencia en mi vida? ¿Cómo busco distraerme para no dar atención a lo que insiste llamarme? ¿A qué sistema obedece esta violencia transgeneracional y sistemática? ¿Cuál es el origen normalizado de esta violencia? ¿Qué no estoy queriendo nombrar porque me llevaría a tomar decisiones y responsabilizarme?
Algo que debemos saber es que podemos cruzar todo este dolor de forma organizada internamente, sin sufrir, ni volvernos caóticas. Este es el tiempo para hacerlo, pues de cerrarnos a la oportunidad seguiremos buscando placebos (redes sociales, postear compulsivamente, beber alcohol, sexo, excesos) que nos permitan huir o adormecer el dolor hasta que nos ocluyamos o muramos.
Es urgente saber conducir nuestra energía, que es lo único y más valioso que tenemos para cruzar estos tiempos:
Baja el ritmo. Es decir, has una cosa a la vez y prioriza la presencia a la rapidez. De otro modo las situaciones se te saldrán de control y te provocará enorme frustración y mucha mucha confusión.
Acecha tu distracción. ¿Estás pegada todo el tiempo a Instagram? ¿sigues cuentas que te provocan ansiedad? ¿cuánto tiempo ocupas consumiendo información disonante? ¿cómo te distraes de ti misma y los sentimientos que experimentas?
No huyas. Cruza el conflicto. El conflicto no es malo; al contrario, ahí en donde estás experimentando conflicto eres llamada a encontrar nuevos caminos, a escuchar tu corazón, a deshacerte de los grilletes de tu condicionamiento. Toma el mensaje, no le tires al mensajero.
Vuelve a la Naturaleza. La Madre Tierra nos reclama, nos recuerda que somos suyos, que estar hacinados en paredes de concreto, esperanzados a que "un gobierno nos resuelva" la vida es un suicidio. Es justo, el estilo de vida que llevábamos previo al 2020 lo que nos condujo aquí.
Tenemos un tiempo glorioso de aceleración y desmontaje de capas en nuestra vida y condicionamientos. Desnudarnos de estos condicionamientos es lo que nos permitirá poner nuestra energía libre en la construcción de nuevas culturas y estructuras que nos permitan conectar.
Para despojarnos de condicionamientos necesitamos preguntarnos: ¿A quién le conviene que yo piense así? ¿Qué información o desinformación hace que me confunda? ¿Qué "pan y circo" me distrae de lo vital? ¿Lo que hago y lo que vivo responde a mi deseo del corazón o a lo que mis padres, familia o cultura quiere de mi y escribieron para mi? ¿A quién o qué deseas despedir de tu vida pero te llena de culpa? ¿Quién en tu vida siente que tiene derecho sobre ti y sobre tu vitalidad?
Es urgente desnudar el trauma que nos ha tenido paralizados, huyendo compulsivamente o viviendo una ilusión que nos adormece, en lugar de permitirnos estar integradas en una saludable verdad personal. Es urgente diluir el miedo, cruzándolo. Soltar los condicionamientos que ya no necesitan una voz de mando externa, que ya están tan arraigados en nosotras que nuestra autocrítica basta.
Necesitamos volver a la Naturaleza... a la Madre Naturaleza y la Naturaleza que nos habita que es curiosa, que se cuestiona, que es salvaje y nos pide soltar los lugares cómodos que aunque familiares, nos lastiman en lugar de aportar, para Ser.
¿Quiénes somos en verdad? ¿Quiénes anhelamos con belleza y amor ser y convertirnos en los próximos meses? Podemos. El amor y la libertad son alas irrenunciables para nuestra hermosa humanidad.
La Mujer Lunar
Comments