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3 cristales que ayudan a curar los traumas

Cualquier acontecimiento o serie de acontecimientos que provoque altos niveles de estrés puede denominarse experiencia traumática. Cuando pasamos por una experiencia traumática, solemos tener una sensación de impotencia, desesperación y miedo intenso. Las experiencias traumáticas pueden dejar una huella duradera en nuestro sistema cuerpo-mente, provocando bloqueos energéticos y ansiedad que, a su vez, pueden afectar a nuestra salud y bienestar general.



Trabajar con cristales es una forma estupenda de ayudarnos a sanar un trauma, sobre todo porque la mayoría de los cristales tienen vibraciones muy suaves y nutritivas que nos permiten trabajar a nuestro propio ritmo y no causan ningún efecto secundario.


Los cristales pueden aliviar nuestro estrés, calmar la ansiedad y ayudarnos a sintonizar con las frecuencias superiores del amor universal. Además, sus vivos colores y otras bellas propiedades estéticas tienen un efecto revitalizador y elevador de nuestro estado de ánimo.


A continuación, mi selección de 3 cristales que pueden ayudarte a sanar experiencias traumáticas:


Rodocrosita


La rodocrosita es un ejemplo perfecto de un cristal que no sólo tiene poderosas propiedades curativas, sino que también es hermoso de ver. Sus patrones de rosa mezclados con tonos blancos y grises claros deleitan nuestros sentidos y ayudan a calmar nuestra mente.


La rodocrosita es un cristal del chakra del corazón, lo que significa que trabajar con este cristal puede ayudar a sanar y abrir el corazón. Su potente efecto en el Chakra del Corazón hace que sea uno de los mejores cristales para curar los traumas emocionales. Las energías de este cristal son increíblemente reconfortantes y calmantes.


Al igual que una madre compasiva, la rodocrosita te nutre y reconforta y te hace sentir seguro ante los retos de la vida. Te recuerda que debes cuidarte y tranquilizar tu alma. También puede potenciar los beneficios curativos de cualquier práctica de yoga o meditación.


Magnesita


Las energías de la magnesita ayudan a entrar en un estado de tranquilidad y relajación profunda. Es un cristal de alta vibración muy conocido por su efecto armonizador.


Como cristal del Chakra Coronario, te ayuda a conectar con tu propia esencia divina. También puede mejorar tu conexión con los reinos superiores para que puedas recibir la guía y el apoyo de tus Guías Espirituales cuando te sientas abrumado por el dolor del pasado y los recuerdos inquietantes.


Las experiencias traumáticas pueden provocar ansiedad a largo plazo y emociones inestables. Trabajar con un cristal de Magnesita ayuda a equilibrar tus emociones y a superar la ansiedad. Ayuda a limpiar las energías atascadas de tu sistema y te anima a adoptar una mentalidad positiva.


Cuando damos mucha energía mental y emocional a experiencias traumáticas pasadas, podemos estar reforzando involuntariamente nuestro trauma. De este modo, podemos encontrarnos en un bucle en el que nuestro patrón de pensamiento negativo se repite una y otra vez.


Trabajar con un cristal de magnesita nos ayuda a romper este círculo vicioso dirigiendo nuestra energía hacia pensamientos más pacíficos y edificantes.


Crisoprasa


La Crisoprasa es otro cristal que es hermoso de ver - sus vibrantes tonos de azul-verde pueden aumentar tu estado de ánimo y animarte. Trabajar con este cristal puede ayudar a llenarte de una oleada de energía positiva y entusiasmo, lo que a su vez te ayuda a sanar un trauma.


Si los cristales se clasificaran por estaciones, la Crisoprasa sería un cristal de primavera. Sus tonos verdes brillantes simbolizan nuevos comienzos, renacimiento y rejuvenecimiento. En caso de que se sienta un poco atascado o atrapado, trabajar con un cristal de Crisoprasa puede ayudarle a salir del estancamiento hacia un nuevo comienzo.


Si está pasando por momentos difíciles y está intentando curarse de una experiencia traumática para poder seguir adelante con su vida, la Crisoprasa es el cristal perfecto para usted. Te ayuda a adaptarte a las circunstancias cambiantes y a encontrar la alegría en el aquí y ahora.


La Crisoprasa nos recuerda que las experiencias dolorosas pueden ser a menudo semillas de crecimiento y expansión interior. Estas semillas pueden permanecer dormidas en lo más profundo de nuestro ser durante un tiempo, al igual que las semillas de las plantas permanecen dormidas bajo la tierra helada durante el invierno, pero un día brotarán y una nueva vida se abrirá paso.


Cuando llegue ese día, lo sentirás en todas y cada una de las células de tu cuerpo. Y aunque tu trauma nunca se cure del todo, un día sentirás el dulce jugo de la emoción corriendo por tus venas una vez más: ¡te sentirás vibrante y rebosante de vida!


Un sencillo ritual con cristales para ayudarte a sanar un trauma:


Para este ritual, necesitarás uno de los tres cristales mencionados anteriormente; una vela del mismo color que el cristal que hayas elegido y un trozo de papel.


En primer lugar, escribe en el papel todo lo que te gustaría liberar en relación con tu experiencia traumática. Pueden ser sentimientos como el miedo, la vergüenza, la rabia, la impotencia o ciertos recuerdos dolorosos que te persiguen, o cualquier otra cosa que quieras soltar.


Después, enciende la vela y coloca el trozo de papel debajo de la vela. Siéntate cómodamente en un espacio tranquilo. Relaja tu cuerpo y tu mente inspirando profundamente al menos tres veces.


Ahora, tome el cristal y sosténgalo en sus manos. Cierra los ojos y visualiza rayos de luz blanca deslumbrante, verde brillante o rosa que irradian desde el cristal hacia la zona del corazón. Siente cómo esta luz brillante purifica tu corazón de todo el dolor pasado y lo llena con la energía del amor directamente desde la Fuente.


Siéntete libre de repetir el siguiente mantra que he canalizado para ti tantas veces como quieras: Estoy list@ para una sanación profunda; ahora libero todos los sentimientos dolorosos.


Abre los ojos lentamente y vuelve a centrarte en tu entorno. Una vez que la vela se haya consumido, coge el trozo de papel, quémalo en caso de que tengas una chimenea, o rómpelo en pedacitos y deja que el viento se los lleve.



Por Elina Allais



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